El miedo a la oscuridad o nictofobia es uno de los instintos primitivos del comportamiento humano. Nuestros antepasados que vivían en cuevas sabían que algunos animales atacan a sus presas de noche. Y como no estamos en la cima de la cadena alimenticia, su temor era bastante razonable.
Con la evolución y el desarrollo de las condiciones de vida, deberíamos haber podido superar ese miedo, ¿verdad? Quizás.
Sin embargo, la psicología detrás del miedo a la oscuridad no es necesariamente la de los depredadores. La oscuridad significa la incapacidad de ver lo que sucede a nuestro alrededor y eso nos pone más nerviosos.
La falta de previsión causada por la oscuridad nos pone ansiosos y esta ansiedad dificulta nuestra capacidad de actuar de forma lógica. Por ejemplo, el crujido de la puerta o ventana puede pasar desapercibido durante el día, pero en la noche ese mismo sonido nos vuelve locos. Y la responsable es la ansiedad que surge de ese miedo.
¿Qué es la nictofobia?
La nictofobia es un miedo extremo o irracional a la oscuridad o la noche.
Además, el miedo a la oscuridad y el insomnio están entrelazados: las personas que tienen problemas para dormir también pueden desarrollar nictofobia posteriormente. Y las personas con miedo a la oscuridad tienden a dormir con las luces encendidas para disipar sus miedos, lo que puede dificultar el sueño.
¿Cómo saber si tienes nictofobia? Síntomas
Los síntomas de la nictofobia varían de persona a persona y según la gravedad de un caso particular. En general, incluyen:
- Ponerse nervioso en cualquier ambiente oscuro.
- Ser reacio a salir por la noche.
- Experimentar síntomas fisiológicos, que incluyen un aumento del ritmo cardíaco, sudoración, temblores visibles e incluso sentirse enfermo cuando te ves obligado a pasar tiempo en la oscuridad.
- Necesidad de dormir con una luz por la noche.
Los síntomas de los casos más graves de nictofobia incluyen:
- Intentar huir de las habitaciones oscuras.
- Enfadarse o ponerse a la defensiva si alguien trata de alentarte a pasar tiempo en la oscuridad.
- Permanecer en el interior por la noche.
La nictofobia tiene unos criterios diagnósticos que son comunes a todas las fobias, lo que las distingue de los simples miedos.
Otras fobias que debes concoer: misofobia: miedo a la suciedad; la tanatofobia: miedo a la muerte; o filofobia, miedo a enamorarse.
¿Qué es la escopofobia?
Una fobia relacionada con la nictofobia o fobia a la oscuridad es la escopofobia. Es el miedo a que te miren fijamente. Aunque muchas veces se confunde con timidez o miedo, el malestar que genera es mucho mayor. Impide socializar y llevar una vida normal. Es un miedo persistente que puede generar taquicardia, dificultad para concentrarse, temor excesivo a la crítica, escalofríos y sudoraciones.
¿Por qué le tengo miedo a la oscuridad? Causas
Como ya he adelantado en la introducción, la nictofobia, puede tener naturaleza evolutiva, ya que muchos depredadores cazan de noche. De hecho, es posible que el miedo no esté relacionado con la oscuridad en sí, sino con peligros desconocidos ocultos en la oscuridad (razón por la cual las películas de terror y suspenso a menudo usan la oscuridad como una forma de asustar a los espectadores).
La falta de seguridad y confianza también puede influir, especialmente si tiendes a tener miedo a la oscuridad con más frecuencia cuando estás solo.
Algunos escritores psicoanalíticos creen que el miedo a la oscuridad puede estar relacionado con la ansiedad de separación de una figura de apego primaria, un fenómeno que se detalla más en un análisis de 2014 sobre el apego y la activación del miedo publicado en la revista Psychoanalytic Dialogues.
Miedo a la oscuridad niños
Los niños, por lo general, tienen muchos miedos extraños y muy específicos. Las razones por las que alguien desarrollará un miedo durante la infancia son diversas y complicadas: muchas cosas pueden influir en que un niño se asuste por los perros o llore con el sonido de un trueno.
Pero hay un miedo que la mayoría de la gente experimentará en un momento u otro: el miedo a la oscuridad. Y a diferencia de la mayoría de los miedos de la infancia, es uno del que muchas personas nunca superan.
Algunos miedos se adquieren sobre la base de experiencias de vida específicas; otros son más universales e innatos. El miedo a la oscuridad entra en esta última categoría.
La razón: no es la oscuridad en sí lo que da miedo. Es el miedo a lo que enmascara la oscuridad. La oscuridad nos deja vulnerables y expuestos, incapaces de detectar cualquier amenaza que pueda estar al acecho cerca.
El miedo a la oscuridad en niños provienen del miedo a «lo inesperado». Los niños creen todo lo imaginable, que en la oscuridad pueden venir ladrones o pueden ser secuestrados, o alguien puede venir y quitarles sus juguetes. Nuestros cerebros, en otras palabras, equiparan la oscuridad con todo aquello aterrador que podría pasar.
Pero también es un miedo sorprendentemente común entre los adultos…
Miedo a la oscuridad en adultos
A medida que envejecemos, solemos aprender a ignorar ese vínculo en la vida cotidiana. La oscuridad puede aumentar el factor fantasma de una situación novedosa, pero la mayoría de nosotros nos sentimos lo suficientemente cómodos como para deshacernos de la luz nocturna en nuestros propios hogares.
Pero la conexión con los malos hábitos de sueño también hace que sea fácil confundir el miedo a la oscuridad con otros miedos o con una ansiedad más general.
Es posible que una persona no pueda conciliar el sueño una vez que está oscuro y su mente comienza a divagar. Piensan, ‘¿Qué pasa si alguien entra a mi casa?’ En lugar de darse cuenta de que estas asociaciones pueden indicar un miedo a la oscuridad, se saltan un paso y asumen que tienen miedo a los ladrones.
El problema es que el factor desencadenante es increíblemente común y, a diferencia de los perros o el fuego, es un miedo que es casi imposible de contener: una vez que se apagan las luces, crece y se propaga, manifestándose.
¿Es normal que los adultos le tengan miedo a la oscuridad? Según E-conolight, una empresa que se especializa en luces LED, casi el 50 % de los encuestados en 2020 dijeron que tenían miedo a la oscuridad siendo adultos.
¿Cómo se cura la nictofobia?
El miedo a la oscuridad, como cualquier otra fobia, se supera con terapia psicológica. El objetivo de la terapia es desafiar las creencias temerosas sobre la oscuridad y reducir la gravedad de los síntomas que se experimenta debido a ese miedo.
Si tu ansiedad y miedo por estar en la oscuridad interfieren en tu vida durante al menos seis meses, es posible que necesites ayuda de un Psicólogo. La terapia cognitiva puede ayudarte a comprender la raíz del miedo y de la ansiedad y cómo te relacionas con tu miedo a la oscuridad.
La terapia también puede ayudarte a entrenar tu mente para buscar soluciones más positivas o lógicas en momentos de pánico, así como a disminuir cualquier vergüenza que puedas sentir por tener miedo a la oscuridad.
La tasa de tratamiento exitoso para fobias específicas como la nictofobia es de alrededor del 90 %. Muchas técnicas para el tratamiento del miedo a la oscuridad se basan en la terapia cognitivo-conductual. El plan de tratamiento que su terapeuta sugiere para usted o su hijo puede incluir:
- Exposición a la oscuridad en dosis pequeñas, incrementales y no amenazantes en un proceso llamado desensibilización (esto solo debe hacerse bajo supervisión profesional).
- Terapia de conversación.
- Aprender técnicas de relajación, como la respiración profunda.
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