Durante años, la psicopatía ha sido sinónimo de asesinos en serie, villanos de películas y documentales de crímenes reales en Netflix. Pero la ciencia de hoy en día nos cuenta que hay más matices en esta historia. Muchos más. De hecho, ser psicópata —o mejor dicho, tener rasgos psicopáticos— no te convierte automáticamente en un monstruo. Podrías ser un cirujano brillante, por ejemplo. Y sí, probablemente también toleres mejor el dolor físico y el emocional.
Antes de nada, es importante que sepas que la psicopatía no es un interruptor que se activa o se apaga. Es un espectro. Y todos estamos en alguna parte de él. Para que un profesional te etiquete como «psicópata», tendrías que estar bastante arriba en esa escala. Pero eso no significa que los demás estemos libres de tener ciertos rasgos.
¿Sabes cómo detectar a un psicópata?
Los psicópatas sienten menos dolor
En estudios recientes, se ha descubierto que las personas con rasgos psicopáticos más altos muestran una mayor tolerancia al dolor y suele reflejarse en su fisiología. Por ejemplo, en un estudio de 2022, las personas con rasgos psicopáticos altos mostraron menor actividad cerebral ante el dolor por presión.
De este estudio se concluyó que las personas con diferentes niveles de psicopatía parecían procesar el dolor de forma diferente a las personas con niveles bajos de psicopatía.
Los investigadores aplicaron dolor por presión a los participantes mediante un dispositivo que presionaba suavemente la uña con aire comprimido y midieron sus reacciones a partir de su sudoración (respuesta de conductancia cutánea (RCC)). La RCC se activa en momentos de «lucha o huida», o incluso cuando necesitamos prestar atención.
Antes de empezar, se aumentaba poco a poco la presión hasta que cada persona decía haber alcanzado su umbral de dolor (el punto máximo tolerable). Curiosamente, tanto los participantes con baja como con alta psicopatía eligieron umbrales de presión similares. A todos se les aplicó luego esa presión máxima varias veces, para evitar que se acostumbraran al estímulo, y después calificaron el dolor en una escala de 0 a 100.
Resultado: quienes tenían rasgos psicopáticos altos reportaron sentir menos dolor, incluso cuando la presión era la misma para todos. Su autoinforme de dolor fue más bajo, aunque el cuerpo decía otra cosa, ya que sus niveles de RCC fueron iguales a los que tenían menor nivel de psicopatía.
¿Qué pasa con la empatía hacia el dolor ajeno?
En este estudio también se evaluaron las respuestas de los participantes al dolor ajeno. Para ello les mostraron imágenes, como una mano atrapada en una puerta o un pie descalzo pisando un cristal.
Investigaciones previas demostraron que las personas con mayor psicopatía muestran niveles reducidos de activación fisiológica ante la angustia ajena. Por ejemplo, un estudio de 2015 reveló que las personas con mayor nivel de psicopatía mostraban niveles más bajos de actividad cerebral al ver a otras personas en situaciones dolorosas. Pero con este estudio, además, se añade que no solo reportaron sentir menos empatía, sino que también mostraron menor sudoración al observar el dolor ajeno. Lo que indica una menor atención o concentración en el dolor ajeno.
Pero lo más interesante es que este estudio de 2022 demuestra que la falta de empatía hacia los demás podría no ser una elección consciente. En una reciente revisión de investigaciones se analizaron ocho estudios sobre psicopatía y percepción del dolor, y también contribuyó a corroborar estos hallazgos, mostrando que la psicopatía se relaciona con niveles más bajos de actividad cerebral en respuesta al dolor ajeno.
Además, una revisión de 2020 mostró que las redes cerebrales utilizadas para procesar el dolor también se utilizan para procesar la empatía. Lo que podría significar que si las personas con mayor psicopatía no sienten tanto dolor, su percepción del dolor ajeno también podría reducirse a través de esta red compartida.
Entonces… ¿ser psicópata es no sentir nada?
No tan rápido. Todo indica que la diferencia está en cómo se interpreta el dolor, tanto propio como ajeno. Algunas personas con rasgos psicopáticos pueden estar menos conectadas con las señales físicas de su cuerpo, o incluso emplear estrategias mentales extremas para afrontarlo (como mostraron estudios previos en niños con estos rasgos).
Además, si tu cerebro no responde al dolor igual que el del resto, tiene sentido que también proceses la empatía de forma distinta, ya que las mismas redes cerebrales están implicadas en ambas cosas.
Las investigaciones han demostrado que una menor empatía hacia los demás puede verse influenciada por una mayor tolerancia al dolor. Si alguien no comprende el dolor de la misma manera que otros, probablemente no comprenda el dolor que otros puedan estar experimentando.
¿Tener rasgos psicopáticos es necesariamente malo?
No. De hecho, algunos rasgos psicopáticos —como la baja reactividad al estrés— pueden ser una ventaja en ciertas profesiones. Un estudio de 2022 encontró que cirujanos y médicos suelen mostrar niveles elevados de estos rasgos. Tener la sangre fría puede ayudarte a tomar decisiones bajo presión sin colapsar.
Así que no, tener ciertos rasgos psicopáticos no significa que acabarás en un documental de Netflix de True Crime. Pero sí que podrías sentir —y ver— el mundo de otra manera.
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