Te ha pasado, ¿verdad? Prometes cosas o te marcas objetivos que luego, por unas u otras cosas, nunca terminas de cumplir. Es lo que se conoce como efecto akrasia y nos ocurre a todos. A continuación te hablo sobre este efecto y como evitar que te siga ocurriendo.
Efecto Akrasia, o por qué no cumples lo que prometes
En el verano de 1830, Víctor Hugo se enfrentaba a un reto: había asegurado a su editor que para febrero de 1831 habría acabado el libro “Nuestra Señora de París”, pero casi no había avanzado nada y solo le quedaban 6 meses para finalizarlo. Se había estado distrayendo, atendiendo a otras cosas, aplazando el trabajo que había pactado hacer. Sin embargo, finalmente el libro fue publicado en la fecha acordada.
Para conseguirlo, el escritor diseñó un plan para superar su procrastinación: recogió toda su ropa y la guardó bajo llave. Luego tiró la llave, de manera que se quedó sin nada que ponerse para salir a la calle, salvo una bata. Así se obligó a quedarse en casa y dedicarse a escribir el libro sin distracciones.
Y es que a todos nos ha pasado alguna vez lo que a Víctor Hugo, hemos sido víctimas de lo que los filósofos griegos llamaban akrasia.
¿Qué es el efecto Akrasia?
La palabra akrasia o acrasia, que significa “falta de control” o “debilidad de voluntad”, tiene su origen en el griego antiguo ἀκρασία. Aristóteles fue el primero en usar este término en su obra “Ética a Nicómaco” para referirse a la conducta irracional de las personas que actúan en contra de su propio juicio. El prefijo α indica una negación, mientras que kratos y kratein se relacionan con el “poder” o el “dominio”. Así, el efecto akrasia implica una pérdida de poder o dominio sobre uno mismo.
También se utiliza para indicar aquellos comportamientos que van en contra de nuestros intereses a largo plazo. Esos momentos en los que haces algo cuando sabes que deberías hacer otra cosa, pero no tienes suficiente fuerza de voluntad para tomar la mejor decisión.
La akrasia se convierte en un obstáculo que nos impide alcanzar nuestros objetivos.
En cierta manera, el efecto akrasia es una conducta irracional que va en contra de nuestro propio bienestar. Sabes que hay una opción mejor, pero eliges otra por falta de autocontrol. Así, es como se actúa de forma acrática con plena conciencia. Aunque sepas que no es lo más adecuado, simplemente no puedes evitarlo.
Un ejemplo del efecto akrasia es cuando te saltas la dieta tomando un dulce que tiene muchas calorías, sabiendo que hay una opción más sana disponible. Eso es un acto acrático porque no tienes autocontrol. Pero no lo sería si no estás haciendo dieta y no sabes lo que te perjudica.
Por consiguiente, para que se produzca un acto acrático es necesario que coincidan tres elementos:
- Libertad de decisión, es decir, hay otras opciones.
- Conocimiento de la elección positiva o más conveniente.
- Intención de elegir una alternativa poco idónea que va en contra de tus objetivos o intereses.
Tipos de akrasia
El efecto akrasia fue un tema de interés para los filósofos griegos, que la analizaron según el tipo de racionalidad que se veía afectada por el deseo. Así, distinguieron diferentes tipos de akrasia según lo que se traicionaba con el acto irracional:
- Una forma es la astheneia, que significa la debilidad de voluntad que surge después de haber reflexionado sobre lo que debemos hacer. Es cuando no somos capaces de seguir nuestra propia decisión.
- Otra forma es la propeteia, que significa el acto impulsivo que se da sin haber pensado antes lo que conviene hacer. Es cuando nos dejamos llevar por nuestros instintos sin control.
3 estrategias para evitar la akrasia
Establece plazos para tus objetivos
Si tus objetivos son muy vagos, es más fácil que los postergues y dejes para otro día lo que te cuesta hacer. Por eso, es importante tener un plazo definido que marque el tiempo que tienes para lograrlo. No es lo mismo decir “quiero hacer ejercicio” que “mañana por la mañana iré al gimnasio”. Tampoco es igual decir “quiero adelgazar” que “quiero perder 10 kilos en 10 meses”.
Tener plazos ayuda a organizarte mejor y a sentirte más motivada para alcanzar tus metas. Saber cuándo debes lograr algo te permite distribuir el esfuerzo y dar pequeños pasos cada día que te acerquen a ese objetivo.
Elimina las distracciones que te hacen procrastinar
Víctor Hugo se encerró en su casa para poder concentrarse en su obra literaria. No hace falta llegar a ese extremo, pero sí es conveniente reducir las distracciones que te hacen procrastinar y que tengas un plan de acción para el futuro. El truco está en no tener que elegir la «opción correcta» cada vez. Así evitarás la tentación de hacer algo que te aleje de la meta.
La mejor forma de hacerlo es adaptar tu entorno a los propósitos. Por ejemplo, si quieres hacer dieta, deberías quitar de casa todos los alimentos que no debes comer. También, si quieres dejar de fumar, deberías evitar tener cigarrillos cerca.
La idea es anticiparte a las situaciones que pueden ser una tentación y te desvían de tu objetivo, a la vez que pones barreras que te mantengan en el buen camino. Así no tendrás que tomar la decisión «correcta» cada vez, sino que la configurarás de antemano, y te cansarás menos mentalmente.
Sé amable contigo mismo durante el proceso
Por último, pero no menos importante, debes ser amable contigo misma durante el proceso porque es probable que sea difícil y exigente. Castigarte no te ayudará precisamente a superar los obstáculos. De hecho, aunque el autocontrol y la disciplina son importantes para lograr tus objetivos, también lo es disfrutar del camino mientras lo recorres.
Eso significa que deberías dejar de lado la culpa y la frustración. Habrá momentos en los que caigas en la tentación. Y eso es normal. Para evitar que se convierta en un hábito, puedes planificar días en los que te darás un capricho.
Ser amable contigo misma durante el camino te permitirá mantenerte más firme y llegar en mejores condiciones, de manera que no solo te sentirás orgullosa de lo que has logrado, sino también de haber disfrutado y aprendido durante ese viaje.
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