¿Te ha pasado que no sabes manejar el mal genio cuando aparece? O por el contrario, sabes muy bien qué situaciones te perturban pero no las puedes controlar?

La ira es una emoción normal y sana, siempre y cuando se sepa afrontar de forma positiva. La ira incontrolada por su parte, puede llegar a afectar tanto tu salud como tus relaciones con los demás.

Metáfora: El niño y los clavos

Había un niño que tenía muy mal carácter, le gustaba mucho hacer rabiar a los demás, a veces  pegaba e insultaba a los demás niños, estaba siempre de malhumor.

Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Había conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo:

Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.

Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.

Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

¿Quieres más cuentos como estos? Echa un vistazo a esta sección de Neurita con un montón de metáforas.

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¿Qué es el mal genio?

El mal genio, humor o carácter se refiere al temperamento de una persona, significa mal humor. Se trata de un estado de ánimo donde predomina la irritabilidad y la emoción del enfado. Una persona de mal carácter se enoja fácilmente, reacciona en forma violenta, insulta, se irrita.

El mal humor lo asocian a un estado de insatisfacción, de displacer, que a su vez está relacionado con los niveles de endorfinas y otros neurotransmisores como la dopamina. Y el cerebro necesita sus dosis para percibir el goce o, dicho de otra manera, para neutralizar el displacer

Hay tantas causas que pueden ponernos de mal humor, y todas son completamente personales para ti y tu situación. Si bien las causas son variadas, como el el estrés, la frustración, no expresar el enfado, pesimismo crónico… existen algunas estrategias comunes que tienden a ayudar a quienes se han puesto de mal humor.

Controlar el mal genio

1. Encuentra la causa y cómo te comportas

Detrás de cualquier momento de mal humor hay una situación a la que tenemos que poner atención. Si te das cuenta de cuándo aparece esta frustración o irritabilidad te será más fácil aprender a desactivarla.

2. Toma consciencia de tus emociones

Es fácil culpar a los demás de tu mal día o incluso de los problemas que tienes. Es importante que empieces a responsabilizarte de cómo te sientes. Así en vez de intentar que los demás te solucionen la vida, podrás resolverla tu mismo. Esto es la inteligencia emocional y aquí encontrarás 39 tips para reforzarla.

3. Cambia de escenario antes de actuar

Si intentas razonar cuando estas de mal humor, sólo te vas a frustrar más aún. Para poder hablar con la gente que te rodea, primero debes de manejar el mal humor. Por ello, cambiar de ambiente o de lugar físico es una muy buena estrategia.

4. Utiliza la respiración

La respiración profunda ayuda a disolver el estrés y el mal genio que puedes ir acumulando a lo largo del día. Es una buena alternativa cuando te sientas desbordado por la rutina.

5. Busca alternativas para expresar tu mal genio

Si sabes que hacer lo mismo de siempre no funciona, ¿no sería mejor cambiar de estrategia? Prueba a quejarte solo una o dos veces al día y el resto del tiempo focalízate en otros aspectos de tu vida que te llenen.

Tener mal genio apesta, pero en general eres responsable de tu estado de ánimo y tus acciones. Alguien o algo puede desencadenar el mal humor, pero ten en cuenta que tu eres el que está a cargo de cómo te sientes y de lo que haces para seguir adelante.

Puedes optar por realizar estas actividades para mejorar su estado de ánimo y asumir la responsabilidad de cómo te sientes, devolviéndote el poder y el control sobre tu estado de ánimo.

Nada dura para siempre, ni siquiera el mal genio o humor. Mira hacia el futuro y toma algo de perspectiva. Un día, ni siquiera recordarás este momento.

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