Las películas de terror son uno de los géneros más populares y rentables del cine. Cada año, millones de personas acuden a las salas o a las plataformas de streaming para ver historias que les provocan miedo, ansiedad, repulsión y otras emociones negativas. ¿Qué tiene el horror que nos atrae tanto? ¿Qué nos hace disfrutar de sentirnos asustados? En este artículo, te hablo de la Psicología del horror, por qué nos atraen las películas de miedo y el fenómeno del horror como forma de entretenimiento.

Psicología del horror: ¿por qué nos atrae el miedo?

Escalofríos, taquicardia, sudoración, nudo en el estómago… Estas son algunas de las sensaciones que tenemos cuando sentimos miedo, por ejemplo, al ver una película de zombis, exorcismos o casas encantadas.

A priori, nuestro instinto debería ser huir de todo aquello que nos hace sentir mal. Sin embargo, nos fascina. Este ‘fenómeno’ se debe a nuestra mente.

Muchos sociólogos y expertos coinciden en que para gozar del miedo se debe de sentir que uno está seguro. Es decir, nos podemos divertir con el pánico si lo vivimos en una situación controlada. No es lo mismo entrar en un ‘túnel del terror’ por Halloween, en el que sabemos que podemos tener algún que otro sobresalto, que ver cómo un extraño nos sigue por la calle cuando ha oscurecido y estamos solos.

Se enciende el sistema de alarma 🚨

Antes de entrar en por qué nos atrae el miedo o en lo que yo llamo psicología del horror, es importante entender que las emociones son un sistema de alarma que nos alerta de que algo importante está pasando. Algo que nos beneficia o nos perjudica de alguna manera. Así, existen dos clases de emociones.

Por un lado, están las de tono hedónico positivo, que son las placenteras, las que deseamos que se repitan y nos impulsan a acercarnos a lo que nos las provoca. Nos agrada estar con las personas que nos aman y buscamos todo tipo de formas de estar con ellas el mayor tiempo posible.

Por otro lado, están las emociones de tono hedónico negativo, que son las desagradables. No deseamos que se repitan y nos motivan a alejarnos de lo que nos las causa. No nos agrada estar cerca de una persona violenta que nos mira mal y nos altera el cuerpo.

Como buen sistema de alarma, las emociones deben durar lo mínimo posible: si se prolongan más de lo necesario se vuelven un problema por sí mismas. Tienen que informarnos de la situación y apagarse lo más pronto posible.

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El miedo como juego, Psicología del horror 🎲

Una de las claves para entender el placer que nos produce el horror es el concepto de miedo recreativo. Se trata de una forma de miedo que experimentamos en un contexto seguro, controlado e imaginario, donde sabemos que no hay un peligro real para nuestra integridad física o psicológica. El miedo recreativo se diferencia del miedo real, que es una respuesta adaptativa ante una amenaza objetiva y que implica una activación fisiológica y conductual para afrontarla o escapar de ella.

El miedo recreativo se puede considerar como una forma de juego, una actividad lúdica y voluntaria que nos permite explorar y experimentar diferentes aspectos de la realidad. El juego tiene múltiples beneficios para el desarrollo humano, como el aprendizaje, la creatividad, la socialización y la regulación emocional. Al jugar con el miedo, podemos aprender sobre nuestros propios límites, desafiar nuestras creencias, expresar nuestras emociones y compartir nuestras experiencias con otros.

La psicología de las montañas rusas 🎢

Por otro lado, el proceso oponente explica por qué cuando, por ejemplo, nos subimos a una montaña rusa, el temor que nos genera nos resulta divertido, sobre todo si la experiencia es lo suficientemente corta para que no nos acostumbremos a ese temor.

Para que sea divertida, una montaña rusa debe provocar mucho miedo durante un tiempo muy breve. Pero las siguientes veces que nos subamos, el miedo casi desaparecerá, la expectativa que hemos aprendido de que saldremos sanos y salvos de la situación hace que apenas sintamos el temor. Y al mismo tiempo, también se irá reduciendo la diversión del proceso oponente cuando termine.

La relación es directa: a más temor, más diversión. Por eso, las nuevas montañas rusas tienen que ser cada vez más grandes y más extremas, para aprovechar el efecto del proceso oponente. Y por eso disfrutamos de una historia de terror, de una película de miedo, de un deporte de riesgo o de los macabros disfraces y celebraciones de Halloween. La intensidad de lo divertido (proceso oponente) que sentimos depende de la intensidad que nos cause el proceso primario (el temor).

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El placer de la excitación 🫣

Otro factor que influye en el disfrute del horror es el efecto de la excitación fisiológica que provoca el miedo. Cuando vemos una película de terror, nuestro cuerpo reacciona con un aumento del ritmo cardíaco, la presión arterial, la respiración y la sudoración. Estos cambios son similares a los que se producen cuando experimentamos otras emociones intensas, como la alegría, la sorpresa o el amor.

La excitación fisiológica puede aumentar el placer que sentimos al ver una película de terror si la interpretamos de forma positiva y congruente con el contexto. Por ejemplo, si vemos una película de terror con nuestra pareja o con amigos, podemos atribuir nuestra excitación al afecto o a la diversión que compartimos con ellos. Además, la excitación fisiológica puede potenciar el efecto de otras recompensas asociadas al horror, como el alivio tras el susto, la satisfacción por haber superado el desafío o el orgullo por haber demostrado valentía.

La curiosidad por lo desconocido 🔎

Por último, otro elemento en la psicología del horror es la curiosidad por lo desconocido, lo extraño y lo sobrenatural. El ser humano tiene una tendencia natural a buscar información y conocimiento sobre el mundo que le rodea. La curiosidad es una motivación intrínseca que nos impulsa a explorar y descubrir cosas nuevas, lo que genera placer y bienestar.

El horror estimula nuestra curiosidad al presentarnos escenarios y criaturas que desafían nuestra comprensión de la realidad. Las películas de terror nos plantean preguntas sobre la naturaleza del mal, la existencia de lo paranormal, los límites de la vida y la muerte o las consecuencias de nuestros actos.

Al ver una película de terror, queremos saber qué pasa con los personajes, cómo se enfrentan al peligro y cómo se resuelve el conflicto. El horror nos ofrece una oportunidad para ampliar nuestros horizontes cognitivos y emocionales.

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