Posiblemente te ha ocurrido que estás con alguien y notas que el ruido que hace al masticar, por ejemplo un chicle, se te hace insoportable. Aunque a todos nos puede pasar esto alguna vez (sobre todo si el que tenemos delante es de los que comen con la boca abierta), hay gente que es incapaz de controlar el nerviosismo que le producen estos sonidos. Descubre con Neurita qué es la misofonía y cómo atenuar los síntomas.

Misofonía: esos pequeños ruidos que pueden desquiciar

¿Qué es la Misofonía?

Misofonía, acuñado en 2001 por Pawel y Margaret Jastreboff, significa “miedo al sonido” y se caracteriza por que la persona que la sufre no tiene tolerancia, o la tiene disminuida, a los sonidos cotidianos producidos por el cuerpo de otras personas o por sonidos producidos al utilizar ciertos objetos.

Los afectados tienen una sensación de disgusto al escuchar determinados sonidos que producen los demás. Sonidos como masticar, tragar, sorber o comer se hacen insoportables para quienes presentan misofonía, y en los casos más graves la situación se vuelve tan insoportable que se pueden presentar comportamientos de ira o violentos.

No se trata de una manía, un equipo de investigadores de la Universidad británica de Newcastle ha descubierto que está producida por una anomalía en el cerebro.

Existen dos tipos de misofonía:

  • Misofonía a sonidos altos.
  • Misofonía a sonidos bajos, también conocido como síndrome de sensibilidad selectiva al sonido.

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Misofonía: sonidos que molestan

Los sonidos que producen misofonía son específicos y limitados a ciertos tipos de sonidos. Algunos son:

  • Oír comer o masticar a otra persona
  • El toser de otras personas
  • El carraspeo de garganta
  • Sorber de una cuchara
  • La respiración de otros
  • Sonidos de olfateo (o cuando alguien tiene mocos)
  • Algunos sonidos repetitivos
  • Roces de lápices o el clic repetitivo de un bolígrafo
  • Gotas de agua al caer
  • El ruido del balanceo del pie de una persona nerviosa
  • Las voces de los niños
  • El crujir de huesos
  • El ruido de los tacones al andar
  • El golpeteo de dedos en una mesa

Síntomas de la Misofonía

La característica clave de la misofonía es una reacción extrema, como la ira o la agresión, hacia las personas que emiten ciertos sonidos. Desencadena síntomas tales como: aversión, odio, desagrado, ansiedad, irritabilidad, pánico, temor, evitación de la fuente del sonido…

La fuerza de la reacción y cómo un individuo responde a ella, varía tremendamente. Algunas personas pueden experimentar molestia e irritación, mientras que otras pueden explotar en un ataque de rabia.

💥 La reacción de una persona con misofonía puede ser tan poderosa que interfiere con su vida diaria.

Evaluación de la Misofonía

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¿Por qué ocurre la Misofonía?

Cuando se acuñó el término se especulaba que la causa es una anormalidad fisiológica situada en estructuras altas del sistema nervioso central. Se creía que era debido a una respuesta intensa y desproporcionada del sistema nervioso autónomo junto con el sistema límbico ante ciertos sonidos “normales” para el resto.

Sin embargo, en una reciente investigación, publicada a principios de 2017 en la revista Current Biology, los expertos explican que a través de pruebas realizadas en el cerebro de los participantes descubrieron diferencias en el lóbulo frontal del cerebro de aquellos que no soportaban estos sonidos en relación con las personas a las que no les molestan.

Al escuchar este tipo de sonidos, el mecanismo de control emocional -situado en el lóbulo frontal- de las personas con misofonía se sobrecarga. Esta respuesta produce a su vez un aumento en la frecuencia cardíaca y en la sudoración.

 

Es necesario aclarar que la misofonía no es una fobia, no tiene una causa psicológica, sino más bien neurológica. Pero en su tratamiento sí pueden ayudar terapias psicológicas o, incluso, hipnóticas.

Lo problemático de la misofonía es que aparece al final de la infancia pero se agrava con el tiempo. Es difícil de diagnosticar y se complica sin un tratamiento adecuado.

Tratamiento de la Misofonía

Aún no se han encontrado medicamentos o tratamientos para la misofonía, pero las personas afectadas suelen desarrollar ciertos mecanismos de adaptación para conseguir cierto alivio:

  • Usar auriculares y música para ahogar los ruidos
  • Usar tapones para los oídos para limitar la intrusión de ruido
  • Optar por sentarse en los autobuses y en los restaurantes en las zonas más distantes
  • Practicar la relajación y la meditación para reducir el estrés
  • Buscar un médico o psicólogo de apoyo
  • Hablar tranquila y sinceramente con amigos y seres queridos para explicar su problema

🚫 Decirle a una persona con misofonía que «simplemente ignore» estos sonidos es similar a decirle a una persona que sufre depresión que se «libere» de su depresión, algo completamente fútil.

La parte psicológica de la Misofonía

Las personas que presentan misofonía generalmente desencadenan graves problemas psicológicos. Debido a su comportamiento a veces agresivo ante los demás, pueden tomar la decisión de evitar todas aquellas situaciones que motivan su malestar. En la mayoría de los casos se acaba con un aislamiento social de la persona afectada.

Los escasos recursos con los que cuentan para paliar su dolencia tampoco ayudan a favorecer su integración social, ya que únicamente disponen de la opción de usar tapones para los oídos o auriculares que reproducen música. En cualquier caso, están destinados a no escuchar los sonidos que producen el malestar, pero no resuelven el problema.

A la espera de un tratamiento más adecuado, los afectados por la misofonía siguen condenados a vivir en un estado de ansiedad, si deciden hacer frente a los molestos ruidos, o bien de aislamiento, si deciden evitarlos.

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