Puede que el título de este artículo le resulte chirriante y extraño. O puede que crea que es un oxímoron en sí mismo porque una madre siempre ama y protege, con uñas y dientes, a su cría. Pero eso es solo uno de los estereotipos familiares que más daño provocan en las personas que no tienen la suerte de tener una madre entregada al amor. Y hablo de estereotipo porque eso es exactamente lo que la sociedad espera de una madre: que tenga un súper poder innato de protección. Pero sucede que en demasiadas ocasiones esto no solo no es así, sino que es todo lo contrario.
He sido policía durante quince años en unidades de intervención nocturna y créame cuando le digo que he visto de todo. Y ese “de todo” me ha dado unas herramientas extras y enormemente poderosas para mi trabajo como coach.
He visto madres que maltratan, que agreden, que venden y que ofrecen a sus hijos e hijas.
He visto madres con problemas de adicciones, con problemas de amor propio, con problemas compulsivos y con un sinfín de problemas que no caben en este artículo.
Y es que las madres, son personas.
Y como tal sienten, viven, sueñan, conciben el mundo y evolucionan en sus vidas. Las madres son personas y a veces esas madres no saben, no pueden y/o no quieren hacerlo mejor.
Y por ende no encajan en ese estereotipo de madre abnegada y buena…en ese cliché social de madre que cubre todas las demandas, se desvive y se pone delante de quién atenta contra sus vástagos. Y claro, cuando esto sucede, los hijos sufren doblemente.
Por un lado sufren porque no tienen cubierta la necesidad de amor, apoyo y comprensión que precisan. Y por otro lado lo hacen porque piensan que hay algo malo en ellos. Y en este último sufrimiento es donde se esconde lo que quiero contarles hoy.
Cuando una madre no ejerce desde el amor, el hijo siente culpa. Cree que no obtiene la aprobación o el amor porque hay algo malo o erróneo en él. Y entonces suele asumir como válida, la creencia subconsciente, de que no es digno del amor de nadie. Y se instauran en sus mentes, dos pensamientos principales que son los siguientes:
- “Si mi madre no me quiere, nadie me va a querer”.
- “Nadie me quiere porque no me quiere ni mi madre”.
Y en esas creencias se gestan gran parte de los grandes desajustes psicológicos que hacen que muchas personas vivan vidas miserables pensando que no son suficientes, ni dignas de ser amadas. Tanto así que muchas veces este es el motivo de la depresión, la ansiedad e incluso las adicciones y los problemas graves de conducta social.
El rechazo genera compulsión…compulsión por llenar un hueco que no fue llenado.
Justo ahora recuerdo un caso que ilustra perfectamente este hecho.
Cuando era policía tuve a mi alcance un laboratorio privilegiado para poder ver cómo las personas actuaban en sus vidas. Y ser graduada en educación me dio una óptica distinta de la labor puramente policial, por lo que pude ahondar mucho más que muchos de mis compañeros, en cuestiones como las que abordamos hoy en este artículo. Voy a compartir una historia…una de tantas…
Recuerdo perfectamente a un hombre que detuvimos hace muchos años, estando yo de patrullera nocturna, antes de mi ascenso. Era un tipo que había protagonizado una agresión en el seno de su familia y que estaba privado de libertad por ello. En un momento de las diligencias nos quedamos solos él y yo (esposado lógicamente), pues lo estaba custodiando mientras el compañero se encargaba de las diligencias al juzgado.
De repente sucedió algo mágico y maravilloso. Yo le estaba preguntando cosas y él me respondía de malas maneras. Pero sin saberlo toqué su tecla cuando le pregunté algo así:
¿Eres consciente del daño que les haces a tus hijos con este comportamiento?
El tipo me miró con odio e ira…e hizo un gesto como de intentar acercarse a mí, pero los grilletes se lo impidieron y las cadenas sonaron a metal chocando. Me retiré hacia atrás en mi silla en un acto reflejo. De pronto el hombre cambió su rostro en segundos y rompió a llorar.
Me quedé perpleja mirando cómo se rompía por las costuras y hacía ruidos parecidos a los de alguien que se ahoga con sus propios fluidos. Me levanté y le di un trozo de papel para que se secara las lágrimas.
Entonces me miró y nos miramos. Y con un rostro totalmente infantil y lleno de vulnerabilidad y dolor, me contó brevemente que su madre cuando él era pequeño, se enfadó mucho y le metió la cara en el plato de sopa hirviendo.
Traté de calmarle pero parecía que se había desatado un huracán en el corazón de aquel tipo duro que estaba totalmente entregado a mostrar una herida que nunca antes había mostrado …una herida que nunca compartió…una herida que le hizo sentirse indigno del amor de nadie. Pero yo podía ver que sin lugar a dudas a quien más dolor y sufrimiento le causaba esa herida silenciosa, esa herida tabú, esa herida no narrada, era a él mismo. Pues allí estaba, muchos años después de aquel plato de sopa, en aquel calabozo oscuro, con el peso sobre su conciencia de haber maltratado a quienes le amaban…Allí estaba él, desnudándose y mostrando por primera vez su dolor, cuando se quedó en silencio y respondió a mi pregunta diciendo:
Mis hijos no me quieren porque a mí no me quiere nadie, no me quiere ni mi madre.
Autora: Sonia Vivas
Sonia es ex policía, ex política, escritora, educadora, pedagoga y experta en ciencias forenses. Actualmente, se dedica al crecimiento personal y es coach y mentora de una comunidad de un millón y medio de personas.
Siempre quiso ser policía y entró en una promoción de 90 personas donde era la única mujer. Trabajó en el turno nocturno, patrullando en la motorizada pesada de intervención especial durante 14 años.
Dejó la policía porque denunció prácticas mafiosas de algunos compañeros que posteriormente entraron a prisión. Fruto de todo lo vivido, comenzó un viaje interior increíblemente poderoso donde pudo conectar con su enorme poder interior y llegó a entender que todo aquel sufrimiento formaba parte del camino a su propósito de vida.
Durante ese camino maravilloso de introspección, comenzó a trabajar con los mejores coaches del mundo, se formó en pnl y reprogramación neurolingüística y coaching de alto impacto.
En sus propias palabras, «mi vocación es y será ayudar a las personas….pues de diferentes formas y maneras, mi vida se resume en eso». Y esa vocación ha tomado forma en la Saga del Latido y concretamente en el libro Créete Importante que solo en un año de vida se ha convertido en BESTSELLER mundial llegando a más de 10.000 personas en poco tiempo.
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