El campo de la psicoterapia es muy amplio y se compone de una gran cantidad de recursos y técnicas orientados a diferentes ámbitos de la salud emocional. No obstante, dentro de este contexto altamente rico, destacan algunas metodologías que han adquirido especial popularidad debido a su eficacia y flexibilidad. Poco a poco, han pasado a convertirse en recursos universales o incluso en herramientas estandarizadas.
En el siguiente artículo te hablamos de aquellas técnicas que están presentes de forma generalizada en la mayoría de consultas especializadas como, por ejemplo, este gabinete de psicólogos en Zaragoza.
Es importante tener en cuenta que la efectividad de estos tratamientos depende del grado de conocimientos del psicólogo y de su especialización, pero también de otras variables como, por ejemplo, el tipo de problemas o limitaciones psicoemocionales que presenta el paciente, o su grado de implicación durante las sesiones de terapia.
¿Cuáles son las mejores técnicas de psicoterapia?
A continuación, reunimos algunas de las más generalizadas y una breve explicación sobre su funcionamiento aunque, por supuesto, la metodología puede presentar ligeras diferencias en función del profesional que las aplica o de los objetivos específicos que persiga a partir del tratamiento.
Reestructuración cognitiva
Es uno de los recursos más utilizados en las consultas de psicología de todo el mundo. Se contextualiza en la terapia cognitivo-conductual. Consiste en utilizar el autoanálisis y el autocuestionamiento para identificar modelos de creencias tóxicos, disfuncionales o alejados de la racionalidad. En realidad, estas prácticas hunden sus raíces en el diálogo socrático: A partir de preguntas aparentemente obvias el paciente tiene acceso a una visión global sobre sus convicciones, lo cual le permite hacer una revisión de ellas, ponerlas a prueba o localizar debilidades. Sólo así es posible identificar concepciones y esquemas de comportamiento problemáticos para, a continuación, reemplazarlos por otros.
Entrenamiento Asertivo: En busca del término medio entre el paciente y las personas con las que se relaciona
La asertividad constituye una habilidad fundamental en la gestión de las relaciones interpersonales. Su presencia, no sólo condiciona nuestra forma de establecer vínculos con otros seres humanos. También determina la visión que desarrollamos sobre nosotros mismos, es decir, nuestro grado de autoestima. La asertividad implica identificar un término medio entre dos polos, aparentemente, opuestos. Por un lado, tener en cuenta los criterios e intereses de otras personas respetando y valorando sus opiniones. Por otro, escuchar nuestros propios intereses y tenerlos en cuenta a la hora de relacionarnos con otras personas. Una persona asertiva cuenta con un buen criterio y posee grandes habilidades comunicativas. Si algo le desagrada o le genera algún tipo de inconveniente, no tiene problema en ponerlo de manifiesto, a pesar de que el hecho de decirlo pueda generar consecuencias negativas, porque entiende que a largo plazo puede evitar problemas mayores o distorsiones comunicativas.
No obstante, la asertividad no es una habilidad innata y, en cierto modo, debe ejercitarse. Algunas personas no han aprendido a escuchar su propia voz y darle importancia a sus propias creencias e intereses. Algunas otras, por el contrario, se sienten ciertamente desconectadas del mundo porque no son capaces de tener en cuenta las voces y los intereses de los demás. A partir de psicoterapia pueden ejercitarse las habilidades sociales para desarrollar una vertiente más asertiva e, indirectamente, mejorar nuestra autoestima.
Exposición controlada: Superación de miedos y ataques de ansiedad de forma gradual
La exposición controlada es una de las técnicas más efectivas a la hora de tratar los problemas de ansiedad y consiste en proporcionar a los pacientes entornos controlados en los que afrontar sus miedos y aquellas fuentes que generan ansiedad en su vida. Este tipo de terapias son de tipo gradual y cuentan con la supervisión constante del psicólogo. Poco a poco, el paciente se va exponiendo más al origen de sus miedos hasta que logra adquirir mayor seguridad y autonomía para gestionar sus emociones en contextos que, en un principio, resultan problemáticos.
Silla Vacía: Desarrollo de habilidades comunicativas ante bloqueos emocionales
Es muy utilizada dentro del contexto de las metodologías humanistas y la corriente Gestalt. El paciente se sienta frente a una silla vacía y comienza a expresarse tratando un tema que le origina malestar. La técnica de la Silla Vacía puede ser especialmente efectiva para tratar problemas como el bloqueo emocional o la incapacidad a afrontar algunas ideas, especialmente si éstas están asociadas con acontecimientos traumáticos.
Externalización del síntoma: Una visión práctica y objetiva sobre el problema
Permite desarrollar una visión objetiva. Cuando el paciente se encuentra en una situación que le genera bloqueos emocionales o existen miedos a abandonar el espacio de confort, puede visualizar el problema desde una perspectiva externa. Gracias a ello, podrá identificar sus implicaciones desde un punto de vista práctico y, por lo tanto, podrá encontrar soluciones y, en última instancia, pasar a la acción. La externalización proporciona una visión más analítica y constructiva ante determinados problemas emocionales.
Autocaracterización: Una aproximación al autoconcepto
Algunas de las limitaciones emocionales son consecuencia de una visión limitada sobre uno mismo. A menudo el paciente puede verse limitado al no emplear sus propios recursos porque desconoce muchas de sus habilidades y aptitudes. También existe la situación opuesta, cuando se ignora la presencia de algunos defectos que pueden poner en jaque nuestra calidad de vida. Al ignorarlos, el paciente no encuentra la oportunidad de pulirlos y adoptar conductas más saludables. En psicoterapia la autocaracterización se utiliza para construir un autoconcepto adecuado y preciso para proporcionar al paciente más recursos con los que trabajar.
Cartas asociativas: Identificando patrones de pensamientos en la rutina
Las cartas asociativas aglutinan una cantidad variable de técnicas que ayudan al paciente a identificar sus “rutas mentales”, es decir, la línea narrativa en que entiende procesa el mundo. Una de sus aplicaciones más comunes consiste en plantear un tipo de juego en el que el paciente debe relatar las ideas y conceptos que suele emplear para configurar su percepción del mundo.
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