Ya sabes lo que dicen: bailar es cosa de dos.

¿Cuántas veces, en tu práctica sanitaria o en tu negocio, has sentido que estabas tirando del carro tú solo?

¿Que tu cliente o tu comunidad, pese a tu mejor disposición, no participa en todo aquello que intentas aportarle?

Sabemos que la motivación es un componente esencial a la hora de alcanzar metas y objetivos. ¿Cómo podemos hacer que la otra persona se implique por iniciativa propia?

Hoy aprenderemos el arte que hay detrás de la dinamización, de ese conjunto de principios que podemos usar para motivar a los demás a tomar acción y conseguir resultados.

En lugar de forzar a las personas a participar o de estrellarnos constantemente contra el muro de la inacción, la dinamización nos dota de herramientas para fomentar la participación estimulando la iniciativa propia de las personas.

Las metas de Año Nuevo… que nunca llegan

Metas y objetivos son dos términos que se escuchan a menudo a lo largo de nuestras vidas, tanto en lo personal como en lo profesional. Sin embargo, lograr lo que nos proponemos parece que no es una tarea fácil de conseguir: las metas de Año Nuevo, terminar ese curso que acabas de comprar…

Algunos estudios, como el realizado por la Universidad de Scraton por John C. Norcross y Dominic J. Vangarelli, determinan que a medida que avanza el año disminuye nuestro compromiso con los propósitos establecidos en Año Nuevo. Otros, como el del psicólogo Richard Wiseman, autor del estudio “El factor suerte”, señalan que conseguir objetivos está relacionado al enfoque en la recompensa, o si las metas son compartidas con amigos y familiares.

En este sentido, es importante recordar que cada persona tiene su propio ritmo y que no todas las metas se logran de la noche a la mañana. La paciencia y la perseverancia son claves para mantenerse en el camino y no desanimarse ante los obstáculos que puedan surgir.

Pero, además de esto, ¿cómo podemos diseñar nuestros objetivos y nuestro día a día para estimularnos y motivarnos a no abandonar? ¿Qué hace que unos programas o métodos tengan tan buen nivel de participación, mientras que otros se abandonan a medias tantas veces?

La dinamización es la solución

Ágata Puig es Experta en Dinamización Digital, creadora de la única formación universitaria en esta especialidad, y a través de la gamificación y las dinámicas de acompañamiento y celebración de logros, ayuda a emprendedores digitales a crear comunidades más comprometidas y con altas tasas de culminación en sus formaciones.

Su trabajo es lograr que otros consigan sus metas y objetivos. Pero, ¿qué significa realmente la dinamización? Se trata de un proceso que busca generar interés y participación activa en un grupo de personas. En el contexto de la salud mental, la dinamización puede ser una herramienta poderosa para motivar a los pacientes a participar activamente en su propio proceso de recuperación.

Por ejemplo, en el ámbito de la terapia, la dinamización puede ser utilizada para fomentar la participación activa de los pacientes en su proceso de recuperación. Un terapeuta puede utilizar técnicas de gamificación para motivar a sus pacientes a cumplir con sus ejercicios de terapia en casa. Esto podría implicar el uso de una tabla de progreso visual, donde los pacientes pueden «subir de nivel» o ganar recompensas virtuales por cumplir con sus tareas.

En el marketing de psicoterapeutas, la dinamización puede ser una estrategia efectiva para aumentar la participación del cliente y la retención. Por ejemplo, un psicoterapeuta podría crear un blog o un podcast donde comparte consejos y estrategias útiles para la salud mental. Los clientes pueden ser incentivados a participar dejando comentarios, compartiendo sus propias experiencias, o incluso contribuyendo con sus propias ideas y consejos. Esto no solo fomenta la participación del cliente, sino que también ayuda a construir una comunidad de apoyo en torno a la práctica del psicoterapeuta.

4 ejemplos de dinamización para que los apliques

La dinamización es un concepto que puede aplicarse a cualquier área de tu vida, no solo a la profesional.

Aquí te dejamos cuatro ideas para que empieces a poner en práctica la dinamización. Úsalas para diseñar dinámicas o para autodinamizarte:

1. Crea tu propio juego.

Cualquier objetivo o meta que tengas en tu día a día puede visualizarse como un juego: tiene un principio, un personaje con unas habilidades y características, tiene un objetivo final, y tiene una serie de misiones intermedias que debes ir completando. Por el camino, vas evolucionando, mejorando, y descubriendo.

Si tienes un gran objetivo o meta, dibújalo como si fuera un camino que tienes que recorrer, con sus obstáculos y sus submetas. Hazlo visual para que tu cerebro lo interiorice, y para que puedas verlo a menudo.

2. Busca un accountability partner.

Nuestro cerebro busca la compañía, y nos deprimimos si estamos solos. Un accountability partner es, literalmente, un “compañero de rendir cuentas”. Es algo que tiene el mismo objetivo que tú, o que también está comprometido consigo mismo. Con este compañero, podrás compartir tus objetivos, actualizarle sobre tus avances, pedirle consejo… Y, a su vez, él hará lo mismo contigo. 

Reúnete con este compañero a menudo, comparte tus objetivos y fechas límite con él, y verás que todo es más fácil acompañado.

3. Celebra cada pequeña victoria.

Cada vez que avanzamos hacia ese objetivo debemos celebrarlo, para asociar el acto de avanzar con una emoción positiva. Si no, es mucho más probable que te desmotives por el camino. Con estas celebraciones, tu cerebro recibe pequeñas dosis de dopamina que te recargar para avanzar hasta el siguiente hito.

Estamos acostumbrados a celebrar solamente la victoria final, los grandes logros, pero la clave para llegar ahí es celebrar esos pequeños pasos. Si adquirimos el hábito de celebrar las pequeñas victorias, nuestro cerebro nos pedirá que tomemos acción, que sigamos trabajando y mejorando. Celebra tus avances, si puedes, todos los días: cualquier cosa positiva que puedes extraer incluso de una mala jornada, cambiará totalmente tu perspectiva.

Otra forma de aplicar este principio consiste en conseguir un bote o jarra y acostumbrarnos a depositar ahí todos nuestros logros. Toma un pedazo de papel, escribe algo que te haya hecho sentir orgulloso de ti mismo, y ve acumulándolo. Cuando te sientas decaído y necesites motivación, puedes repasar todos esos logros… Verás cómo te hace sentir eso.

Formas de celebrar miniéxitos pueden ser bailar con tu canción favorita, tomar un alimento que te guste mucho, dar un paseo, jugar a un juego, etc.

4. Activa tu energía usando tu cuerpo.

La dinamización, etimológicamente, tiene que ver con el movimiento. Cuando tu mente estén desmotivada, usa la energía de tu cuerpo para reactivarte. La mente seguirá al cuerpo de formas que ni siquiera te imaginas.

Por ejemplo, puedes usar una postura de poder para aumentar tu testosterona y disminuir tu cortisol, poniéndote recto, sacando pecho, elevando la barbilla y poniendo los brazos en jarra. También puedes situar dos bolígrafos en horizontal ante ti, uno arriba y otro abajo, y mover los ojos de uno a otro durante un par de minutos: eso aumentará tus niveles de dopamina. Bailar, dar palmas, sacurdirte… son formas de elevar tu energía a través del cuerpo.

Finalmente, recuerda que la dinamización no es un proceso que se realiza de la noche a la mañana. Requiere tiempo, paciencia y, sobre todo, constancia. Pero con las estrategias adecuadas y un poco de esfuerzo, puedes convertirte en un verdadero dinamizador y ayudar a tus pacientes a alcanzar sus metas y objetivos. Así que, ¿a qué esperas? ¡Ponte en modo juego y empieza a dinamizar tu práctica hoy mismo!