Si tuvieses que renunciar a un sentido, ¿cuál sería? Con bastante seguridad, el olfato tendría muchas posibilidades de ser el primero en tu elección.

Sin embargo, la cosa cambia para los expertos del neuromarketing por que el poder del olor para generar emociones, evocar recuerdos y desencadenar respuestas en los procesos subconscientes. ¿Quiere saber más sobre el marketing olfativo?

Marketing olfativo o cómo usar el olfato para los negocios

El olfato influye en el sistema límbico, donde la toma de decisiones es subconsciente y la respuesta automática. En otras palabras, el olor tiene línea directa con el (mal) llamado cerebro reptiliano, activado en situaciones de peligro, vinculado a procesos de alimentación y de reproducción. Esta conexión directa genera recuerdos de gran impacto y larga duración. Justo el objetivo al que toda marca quiere aspirar.

Este es el motivo por el que un aroma puede transportarte en el tiempo y hacer aflorar emociones con mayor intensidad que una fotografía o una canción.

Los humanos somos capaces de diferenciar hasta diez mil aromas.

Estudios Marketing Olfativo

Un estudio neurocientífico probó que somos capaces de reconocer un olor con un 65% de acierto después de un año, comparado al 50% de éxito reconociendo un logotipo tres meses después de haberlo visto. Además, distinguimos más variedad de olores que colores: ¡somos capaces de diferenciar hasta diez mil aromas!

Otro estudio de la Universidad Rockefeller confirma que recordamos solo un 5% de lo que vemos, un 3% de lo que oímos, un 1% de lo que tocamos, pero somos capaces de recordar un 35% de lo que olemos.

Con estos datos resulta difícil entender el poco uso de esta técnica de Neuromarketing. La utilidad del marketing sensorial y en concreto el olfativo es múltiple: permite mejorar la experiencia de compra, activar los mecanismos en la toma de decisiones, fidelizar al consumidor y construir una imagen de marca ampliada y coherente.

El sentido del olfato es poderoso porque en un entorno tan competitivo y saturado de estímulos, al no ser un sentido tan evidente —por ser invisible—, estamos menos prevenidos y somos más susceptibles a sus efectos.

Y es que teniendo ahora las herramientas para entender y trabajar todos los sentidos, dejar uno al azar es arriesgado.

¿Por qué en el supermercado la panadería huele a pan y, sin embargo, la pescadería no huele a pescado, si el olor a pescado es más fuerte que el del pan? La respuesta es muy simple: el olor a pan vende y atrae, el del pescado desagrada y provoca rechazo.

Coco Chanel ya rociaba los probadores de sus tiendas con su famoso perfume Nº5

Cómo usar el Marketing olfativo

Trabajar con olores es siempre delicado por las fuertes emociones que suscitan. Para gustos los olores, más que los colores, sin embargo, apostar por algo genérico que complazca a todos dificulta diferenciarse y transmitir valores de marca.

Los cines, por ejemplo, vaporizan olor de palomitas y suben las ventas, pero nadie sabe distinguirlos de la competencia.

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El futuro de los olores en Marketing

El futuro en marketing olfativo pasa por la realidad virtual, que traerá otra revolución. Cuando un videojuego o una red social sea capaz de enviarnos un aroma o una temperatura, el mundo de la publicidad los seguirá.

Pronto será impensable obviar el olor de una marca. Los odotipos serán tan imprescindibles como hoy los logotipos.

A nadie se le escapa que si una tienda huele bien, nos atrae. Lo saben desde hace siglos las panaderías y los cafés. El neuromarketing pone cifras: un 86% de los consumidores se encuentra mejor en locales aromatizados, permanecen y consumen más.

El buen olor no es una novedad en este mundo, lo es su potencial y su alianza con el marketing sensorial.

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